jueves, 29 de marzo de 2012

Cartagena: una vez, una bomba de tiempo...


Harold Carrillo Romero
Historiador
storico1012@gmail.com
Universidad de Cartagena

Camino a mi casa en uno de esos buses donde a veces te haces a la idea de que estás atravesando el atlántico y que son más de 20 horas de vuelo para llegar a algún destino europeo, escuché una conversación entre dos estresados pasajeros; quejándose del mal estado de las vías, de los infernales trancones y de lo demorado que está el funcionamiento del Transcaribe. Confieso que me moría de ganas de entrar a la tertulia y poner mi cuota de malestar ante tan fastidiosa situación. Sin embargo, me abstuve y me puse a pensar en lo mal que lo estaban pasando en ese preciso momento los bogotanos con el hasta hace muy poco exitoso Transmilenio.

El colapso de Transmilenio y los últimos escándalos de corrupción, han llevado a la capital a transitar entre la delgada línea del caos y la locura colectiva.  Estos catastróficos resultados, parecen acercarse a  Cartagena con el ya “tortuoso” Transcaribe. Lo digo, porque el proyecto lleva más de 7 años de haber comenzado, producto sin lugar a dudas de  una mala planeación, y de  las múltiples demandas a las que ha tenido que enfrentarse, esto a su vez, han atrasado muchas obras y les ha costado a los ciudadanos mucho más dinero. Lo que me aterroriza de todo esto, es que mientras se va deteriorando lo que ya está hecho, la impunidad empieza a asomarse sobre el cielo cartagenero ¿Por qué los entes de control de la república, no han intervenido a esta empresa? ¿Cuánto más dinero nos va a costar, montarnos en un bus (me imagino el calor) que solo pasa por una sola vía? ¿Quién dijo que era democrático apilarnos como  sardinas en lata? 

Otras ciudades como Medellín, Cali, Pereira y Barranquilla gozan de una esplendida malla vial. A excepción de Pereira, son ciudades grandes espacial y demográficamente en comparación con nuestra ciudad. Cartagena por su parte, solo cuenta con una congestionada y desgastada arteria vial (Av. Pedro de Heredia) no nos engañemos, somos una ciudad pequeña y mal diseñada urbanísticamente. Entonces, ¿por qué en vez de hacer puentes, bulevares, parques, ciclorutas, vías principales y alternas, se les ocurre pasar un bus articulado en medio de la ciudad? ¿Quiénes están detrás de este lucrativo negocio? ¿Quién fue el de la idea?

Estoy seguro que más de uno se ha hecho estas y muchas otras preguntas acerca de este tema. Considero que el “caprichito” del Transcaribe, alcanza poderes ajenos a la ciudad y que al igual que otros proyectos, le sabe a materia fecal, por no decir menos, lo que le suceda al ciudadano de a pie. Mientras bogotanos y cartageneros duramos horas y horas en medio de un trancón, muchos de cuello blanco en su escritorio, tratan de buscar la manera de aumentar el monto de sus cuentas en Suiza o Islas Caimán, o de sacar la cuota inicial del apartamento en Miami o Dubái. Sin embargo, la experiencia de los últimos acontecimientos en la enmarañada política colombiana, nos enseñan que cuando se trata de dinero, los corruptos se explotan entre ellos, y terminan acusándose. Así que sin querer ser  Nostradamus, creo que en esta ciudad, patrimonio de la humanidad, una vez, una bomba de tiempo, que por el bien de todos, esperamos que explote, para por lo menos recuperar algo de dignidad, ya que la plática se perdió. 

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