viernes, 4 de mayo de 2012

"Dios se lo pague": La suerte del rebusque y la ley de la vida

Por: Seila Rodriguez Torres
Estudiante de Psicología
coryalicia@hotmail.com
UNAD

Cada vez que la buseta de la ruta Ternera-San José llega al semáforo que conduce hacia la entrada del barrio Ternera, me concentro siempre en dos personas que por sus características “Rastafari” y rasgos físicos, me dan la impresión de no ser de esta ciudad. Pero mas allá de sus fenotipos, me causa particular interés lo que hacen para poder ganarse la vida.
Todos los días cuelgan una cabuya bien firme y sostenida de un extremo al semáforo de la entrada a Ternera y el otro a un árbol cercano. Luego uno de ellos se sube allí y como cualquier malabarista profesional realiza toda clase de piruetas y de actos divertidos con cuchillos y cualquier otro instrumento que cause igual furor entre los espectadores.
Entre tanto, su otro compañero va recogiendo en ese corto tiempo que dura el semáforo en rojo cualquier moneda que los conductores de taxis, carros particulares, motos y busetas consideren que vale ese complicado trabajo. Son ellos los que ponen el precio.
Es sorprendente ver tal cosa, tanto que las personas que van a mí alrededor, en la buseta, sienten gran admiración por lo que hacen. Lo reciben de la mejor manera.
Pero en mi caso, no sé si alegrarme porque igual encuentran la forma de ganarse la vida en una ciudad cada vez más costosa y desigual, o si enojarme. Enojarme porque es duro imaginar que este país denominado como un Estado social de Derecho, de justicia y de igualdad, sea el mismo que permite tal exclusión. No existen garantías de nada. No hay trabajo y las tasas de desempleos van en aumento.
¿Dónde esta ese Estado social de Derecho? ¿Dónde están aquellos que deberían cumplir a cabalidad lo consignado en la constitución? ¿Dónde? Todo queda en simples letras grabadas sobre un papel olvidado.
Cada vez es más grande el número de familias, jóvenes y niños que trabajan en las calles tratando de buscar algo en el rebusque del día, para ver si pueden por lo menos comer algo decente, para ver si pueden sostener por lo menos en ese día a sus familias. Para ver si hay suerte.
Es entonces cuando esta práctica se hace necesaria al ver que el factor monetario es demasiado escaso y las condiciones laborales son muy cerradas. No hay un trabajo digno, no hay un trabajo estable, no hay un salario mínimo.
Estas personas están a merced de lo que la gente del común pueda y quiera brindarles, de su buena voluntad y tal ves de su buen corazón.
Lo más chocante de todo es que el ex presidente Álvaro Uribe gane mensualmente, por concepto de pensión, $ 25.838.213 por haber mal dirigido a un estado siempre clientelista y burócrata. Gana mucho más que todos aquellos que con su valeroso esfuerzo, trabajan sufriendo las inclemencias de este cálido clima y sudor a cuestas. Eso nadie se los remunera.
Pero que se le hace, este es el país que históricamente hemos construido, sobre la base donde son unos pocos los que ganan y tienen gran estabilidad económica. Mientras los otros tienen que “ganársela”
Ya es tan común ver a tantos hombres y mujeres en el rebusque ya sea lavando vidrios a los vehículos o vendiendo productos en los buses. Pero más lamentable aún es ver a cientos de niños cuya suerte esta en manos de lo que les ofrezca la calle, analfabetas y en manos de muchos vividores que se aprovechan de su inocencia y de la lastima ajena.
De verdad siento demasiada vergüenza, por eso soy de las pocas personas que les colabora con una moneda, les ayuda y sabe apreciar ese duro trabajo del rebusque. Soy de las que muchas veces ha escuchado con total agradecimiento: "Dios se lo pague".

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