Carolina Marrugo
Recuerdo muy vagamente, pero con extraña claridad, aquella canción de Mano Negra -grupo de origen francés-, muy popular al finales de los 90”s- llamada “Señor Matanza”. Realmente las primeras veces que la escuché, no me percaté del contenido de la letra. Mi mente y mi cuerpo, extrañamente sincronizados, sólo respondían de manera un tanto ilógica al ritmo pegajoso de la canción y un poco a la rebeldía que me caracterizaba en aquella época.
Es muy probable que aquella canción en sus orígenes tuviera un fin político, tal vez un llamado a la reflexión sobre los hechos que acosaban a la sociedad latinoamericana por aquella época. Sin embargo, he decidido re direccionar el contenido de la canción y virar un poco la intención de los versos, para enfocarlo al tema ambiental –un tema que siempre ha atrapado mi atención y que por demás está de moda- aunque claro, sería más lógico relacionar la canción con una problemática más social.
SEÑOR MATANZA-no el de la canción, sino el que propongo- podría ser cualquiera. Realmente no es nadie en especial, incluso podríamos ser nosotros mismos. El hombre, ha ejercido constantemente y a través de la historia –en mayores o menores proporciones- un proceso de apropiación y destrucción continua del planeta, y particularmente, por su capacidad de tomar elementos del planeta y no reponer (o en su defecto reparar conscientemente al mismo), es mi principal razón para adjudicarle este adjetivo.
En hecho acaecidos el pasado 22 de abril en el Golfo de México, veríamos lo que indudablemente constituiría el peor desastre ambiental en toda la historia de los E.E.U.U. y podríamos decir que del planeta. Luego de la posterior explosión y hundimiento de la plataforma petrolífera estadounidense Deepwater Horizon, dicha estructura dejaría como saldo a 11 personas desaparecidas y miles de barriles de crudo que se verterían diariamente sobre las costas del Golfo de México, causando una enorme tragedia medioambiental. Este hecho, superó incluso al desastre ecológico perpetrado por el petrolero Exxon Valdez a finales de los 80”s en las costas de Alaska. Lejos de las pérdidas económicas, que tarde o temprano se podrían recuperar, nos encontramos ante una tragedia ecológica de magnitudes incalculables que perjudica directamente a más de 400 especies animales y al ecosistema marino de esta zona , alterando las funciones naturales de los mismos.
Nuestro planeta está sufriendo continuamente los estragos del abuso capitalista .Los continuos “ESFUERZOS” por contribuir a la conservación del medio ambiente han sido realmente tímidos ante lo que para la mayoría de los países debería ser un asunto de agenda permanente. El calentamiento global –hecho que ya no se puede negar-es real e inminente a la vez, y está causando estragos diariamente en diferentes regiones del planeta como consecuencia de la emisión excesiva de elementos tóxicos en la atmosfera. Esto a su vez, genera un deterioro de la capa de ozono, lo cual se traduce en cambios extremos en el clima y en una constante pérdida de biodiversidad de nuestro planeta, en el peor de los casos.
El innegable connubio entre el hombre y el capitalismo ha derivado en una necesidad insaciable de poderío sobre los recursos naturales y de las cuales sólo resultan víctimas los elementos inofensivos y ajenos al poderío humano. El hombre lejos de tomar conciencia de esto, se dedica a traducir los intereses capitalistas en la urbanización de predios, la industrialización masiva de ciudades, la destrucción de las selvas, el mal uso de desechos, la caza indiscriminada y atroz de alguna especies, y la explotación masiva de minerales, entre otros; cada hecho con serias consecuencias a nivel socio ambiental.
La calidad inigualable de nuestro planeta nunca ha pasado desapercibida para el hombre. A través de la historia hemos podido percatarnos del uso que éste le ha dado a los recursos naturales. Sin embargo, con la llegada de la tecnología de avanzada, la naturaleza dejo de ser un elemento directo de ataque para convertirse en un elemento indirecto, en objeto de experimentación como objeto de imitación hacia lo que se considere relevante ante las urgente necesidad humana. Si este nuevo reto que el hombre se ha impuesto será exitoso o no, eso lo decidiremos en la medida en que estas herramientas que el hombre proporcione de forma constante, puedan generar un bienestar recíproco.
Hasta el momento, el viraje que ha dado el hombre es el de asumir un papel de Señor Matanza, pero la idea es que poco a poco haya conocimiento, sensibilización y acción constante con respecto a una temática relacionada de manera directa o indirecta con la conservación del medio ambiente. Es muy posible que nuestro planeta se canse de darnos las alertas para que lo escuchemos. En nuestra conciencia queda no seguir siendo el Señor Matanza.
Fotografía tomada de : http://www.preciodolar.com/petroleo/especies-marinas-corren-peligro-frente-a-la-mancha-de-petroleo
Señor Matanza-Mano Negra: http://www.youtube.com/watch?v=hp5epzMM3QM